Desde siempre los italianos estamos convencidos que en Italia se toma el mejor café del mundo, que solo nosotros sabemos que es el espresso, pero ¿es verdaderamente así? Con este artículo me gustaría disipar todos los falsos mitos sobre el café.
Temperatura del café expreso
Esto es el punto más divertido, tengo muchos recuerdos de estas tacitas (puestas encima de la máquina de café) super calientes, que al tocarte los labios me quemaba, y el café aún más caliente, a una temperatura que no me dejaba ninguna posibilidad de saborear mi bebida preferida.
Solo una pregunta: pero ¿por qué? Porque así tenía que ser, punto. Esta era la respuesta… Afortunadamente hoy en día ya sabemos que no hay nunca de los más lejos de esto, que el café se tiene que tomar a su justa temperatura, ni demasiado caliente ni demasiado frío, para que las características organolépticas no se pierdan y se tenga la posibilidad de saborear sus matices.
Precio
Estamos seguros de que el precio correcto es de €1 o incluso menos? En realidad si solo supiéramos que hay detrás en la producción del café para que llegue a nuestro bar tan barato, entonces tal vez dejaríamos de tomar este tipo de café. Me refiero claramente a los cafés industriales y comerciales que generan explotación en toda la cadena de producción, desde la plantación hasta el bar, si porque a lo mejor el barista que te está sirviendo está pagado mal o en negro.
¿Azúcar?
La frase típica de «El café no se puede tomar sin azúcar», ¡demasiado fuerte! Ahora se que hay muchos que afortunadamente lo toman sin, pero invitaría a todo el mundo a probar cafés de especialidad porque estos cafés conservan su «pasado» dulce, de fruta (no nos olvidemos que el café nace en natura como frutos, no por casualidad se llaman cerezas) porque durante el proceso de tostado no se llegan a «quemar» los granos y entonces ya es dulce por su naturaleza, no hace falta añadir nada, de lo contrario se tiene que tomar en pureza para descubrir todos sus aromas.
Cremosidad
Aquí estamos de acuerdo, en cuanto a cremoso no hay dudas! Pero la pregunta es: ¿que hay después de esa cremosidad? Yo creo que allí se para la experiencia, que más allá del chute de cafeína, de su color muy bonito y su cremita, no le pides más al café mientras en cambio si solo habláramos de los cafés de especialidad, la frontera se empujará mucho más lejos y podríamos empezar a hablar como sobre el vino, de sus aromas, matices, nuances, etc. etc. A mi el café que no sea de especialidad, a parte alguno pero de muy buena calidad, me saben siempre a carbón, a quemado.
Conclusiones
Entonces ladies&gentlemen os invito a acercaros al café de especialidad, poco a poco, como hicistéis un tiempo con el vino o el té, la masa madre de la pizza, de la pasta hecha solo con granos antiguos italianos… ya se que al principio la acidez os parecerá alta pero esta también es una característica inherente al café, y además no todos son así, podéis encontrar con acidez baja que estoy seguro no os decepcionarán.
